Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Timoteo 1, 8-15

8 No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro
Señor, ni de mí, su prisionero; sino, al contrario, soporta conmigo
los
sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios,

9 que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa, no por
nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia que nos dio
desde toda la eternidad en Cristo Jesús,

10 y que se ha manifestado ahora con la Manifestación de nuestro
Salvador Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida
e inmortalidad por medio del Evangelio

11 para cuyo servicio he sido yo constituido heraldo, apóstol y
maestro.

12 Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me
avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy
convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel Día.

13 Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí en la fe y en la
caridad de Cristo Jesús.

14 Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en
nosotros.

15 Ya sabes tú que todos los de Asia me han abandonado, y entre ellos
Figelo y Hermógenes.